El entrañable Francisco Montoya Córdoba, nos dejó en fecha próxima a la Navidad de 2013
Era conocido popularmente por "Curro el panadero", esta gran persona enfundada en un cuerpo menudo albergaba un gran corazón. Dedico toda su vida a la panadería. Un oficio aprendido desde su más corta infancia y que le enseño que hacer un buen pan no tenía secretos para él. Desempeño todas las labores que se desarrollan en una tahona, de la misma manera que con sus manos daban forma a las diferentes piezas de pan que preparaba para el horno: la viena, barra, rústica, rosco, boga, mollete... etc, etc… Para salir luego a la calle con su inseparable carrillo a vender las piezas recién salidas del horno, a la vez que daba el aviso a los clientes voceando por los portales: "el paaann".
Hoy observamos con nostalgia como han cambiado los tiempos sobre todo, en la forma de venta de este producto de primerísima necesidad. Atrás quedó el pasar frío y pedalear cuesta arriba y frenar cuesta abajo, y de vez en cuando tocaba empujar el triciclo cargado de piezas de pan. Ahora, la voz de aviso del panadero se ha sustituido por el vespertino, y molesto claxon de las furgonetas de pan ambulante.
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