He tenido la ocasión siempre deseada de ser obsequiado con uno de estos preparados hortícolas caseros. Se trata de unos tarros de tomate natural y pisto en conserva envasado a la manera tradicional sin conservantes ni añadidos. María Jesús es natural del bonito pueblo cordobés de Belalcázar, situado al norte de Córdoba, y que pertenece a la comarca del Valle de Los Pedroches. Comarca por otra parte muy conocida por la calidad de los productos derivados del cerdo. En esta ciudad según he podido saber aparte de las elaboraciones culinarias teniendo al cerdo como principal protagonista, es típico también el ajo blanco, las cachorreñas, el ajo papa, los pies lampeados, así como el gazpacho y la tortilla de espárragos trigueros, por citar algunas apetitosas elaboraciones.
Pisto en conserva elaborado por Mª Jesús, listo para abrir y calentar, se me antoja acompañarlo con un par de huevos fritos a ser posible de corral con su yema bien amarilla, rico de verdad.
También existen en este pueblo las huertas familiares y el aprovechamiento de los productos ha hecho que desde tiempo inmemorial se agudizara el ingenio y en época estival que es cuando la huerta esta en plena producción de tomates, pimientos, y demás hortalizas de temporada se hace necesario echar en conserva para poder disponer de estos productos y consumirlos también todo el año. Es el caso del tomate rojo. Este que les cuenta recuerda a la abuela Carmen junto a mí madre y las vecinas embarcadas en la preparación del tomate para su envasado. Hoy esta tradición se esta perdiendo sencillamente porque el tomate junto a otras hortalizas ha dejado de ser un producto que solo se encontraba en temporada. La aparición de los invernaderos y los cultivos intensivos han contribuido a que estén todo el año presentes en los mercados, pero nunca serán como los criados de temporada libres de pesticidas y madurados con el sol.
Por este motivo, resulta agradable cuando se conoce a una persona joven como Mª Jesús a la que le gusta hacer sus propias conservas y sigue haciéndolo como lo aprendió de su familia.
Primeramente, los recipientes que utilicemos deben de ser de cristal bien limpios y desinfectados para ello preparamos una marmita (olla mas alta que ancha) introducimos los botes abiertos y las tapaderas cubrimos de agua y hervimos bien. Hecha esta operación ponemos los botes a escurrir y ya están listos para ser llenados con el tomate. En este caso simplemente triturado eliminando la piel, el exceso de agua y todas las semillas que nos sea posible, dejando solo la pulpa. Vamos llenando los botes con el tomate y colocando bien cerrados en la marmita verticalmente, una tanda tras otra hasta completar, procurando que los botes queden lo mas juntos posible y cubiertos de agua. Si fuese necesario rodear las paredes de la olla con un paño de cocina para evitar que cuando el agua entre en plena ebullición con los roces se rompa algún tarro.
Con este sencillo método siempre tendremos en la alacena una buena provisión de tomate natural todo el año.
1 comentario :
Ya quisiera yo tener habilidad para cocinar en plan lo guardo y me lo como cuando sea.
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