Y digo yo, no fue la cerveza la pionera en dar el salto del envase de vidrio al de lata. Y después del tiempo transcurrido lo único que ha ocurrido es que nos hemos familiarizado con el envase. Entre otras razones porque es un recipiente práctico. Tanto es así, que incluso nos hemos habituado a beber directamente de la lata. A morro. Espero, que esto no ocurra con el vino enlatado.
En cuanto al vino, el desarrollo y nuevo cambio de envoltorio ha empezado más tarde. El cristal sigue presente como envase principal de los vinos generosos. Se utilizan las botellas bordeleses negras de 75 cl. principalmente para los vinos finos. Y para los vinos blancos jóvenes afrutados se utiliza comúnmente el tipo de botella alsaciana verde.
El cristal ha sido desde antiguo el material mas empleado, incluso para transportar el vino a granel se empleaban garrafas de cristal o "damajuanas", forradas de caña y mas tarde sustituida esta protección por una funda mas resistente de plástico. Pero si nos remontamos mas atrás en la historia del transporte vínico habría que recordar que el vino era llevado de un lugar a otro contenido en los pellejos de animales, llamados odres. Los romanos emplearon ánforas de barro cocido para transportar el vino y aceite de la Bética hispana. Merece la pena recordar que existe en roma una colina llamada Monte Testaccio situado en la margen derecha del Tiber, se cuenta que desde los tiempos de Augusto se fueron acumulando allí los restos de las ánforas rotas llamadas testas (en latín sería concha, vasija de barro cocido, olla) ni mas ni menos, que una colina formada de tiestos, palabra que por aquí se emplea para designar la maceta de barro donde se crían las plantas.
El cristal ha sido desde antiguo el material mas empleado, incluso para transportar el vino a granel se empleaban garrafas de cristal o "damajuanas", forradas de caña y mas tarde sustituida esta protección por una funda mas resistente de plástico. Pero si nos remontamos mas atrás en la historia del transporte vínico habría que recordar que el vino era llevado de un lugar a otro contenido en los pellejos de animales, llamados odres. Los romanos emplearon ánforas de barro cocido para transportar el vino y aceite de la Bética hispana. Merece la pena recordar que existe en roma una colina llamada Monte Testaccio situado en la margen derecha del Tiber, se cuenta que desde los tiempos de Augusto se fueron acumulando allí los restos de las ánforas rotas llamadas testas (en latín sería concha, vasija de barro cocido, olla) ni mas ni menos, que una colina formada de tiestos, palabra que por aquí se emplea para designar la maceta de barro donde se crían las plantas.
Después llego el llamado bag in box (bolsa de polietileno flexible para líquidos) concretamente esta que se emplea para vino lleva incorporado un grifo o canilla protegida en caja de cartón con la publicidad de la bodega, informando del tipo de vino. Se comercializa con la capacidad de 5 , y 15 litros.
Dicho sea de paso, la empresa montillana Montibox fabrica y comercializa este tipo de envase.
La bolsa dentro de una caja, gana terreno como envase para vinos finos. El bag in box viene con una cápsula de cierre que elimina el aire dentro de la bolsa preservando al vino de la oxidación. Aunque nos puede parecer un envase de reciente incorporación, el bag in box fue patentado por WR Sholler en Estados Unidos el año 1953. Entonces, se comenzó a comercializar para la venta de líquidos para baterías. En la industria del vino, no se comenzó a usar hasta una década más tarde, gracias a la innovación e investigación de la industria australiana.
Así qué, no debemos de extrañarnos si a partir de ahora vemos el vino en envase de lata.
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