De todas las variedades quizás la mas preciada sea el calabacín blanco francés, esta variedad es poco común en los huertos de los chaletes, pero en cambio si está muy presente en el mercado su piel es mas fina y delicada que el verde, al menor roce se le formarán marcas oscuras, y tiene la particularidad de que se recolecta muy joven. Esta es una variedad que esta integrada su producción en los invernaderos. Su consumo ha aumentado de manera considerable precisamente por su uso en las dietas y por su bajo aporte calórico el 96 % de su composición es agua.
La forma de cocinarlo solo esta limitada a la imaginación del cocinero. Se puede preparar en ensaladas, en menestras, pisto, a la parrilla, frito, en revueltos, o bién preparar una fina crema de calabacín.
Si sirve de orientación aquí explico la forma como prepare unos tiernos calabacines blancos salteados a los que finalmente le incorpore un par de huevos.
Primeramente se lavan muy bien, se secan y desechamos los extremos le hacemos un corte por la mitad longitudinalmente para que nos sea mas fácil asentarlo en la tabla para trocearlos.
Preparamos una sartén grande y ponemos un buen chorreón de AOVE, dicho en cristiano, Aceite de Oliva Virgen Extra, troceamos muy fina una cebolleta y unos dientes de ajo laminados lo ponemos en el aceite caliente y dejamos que se poche. A continuación ponemos los calabacines troceados, una copa de vino, un vaso de agua y sal al gusto, y tapamos. Si se quiere se le puede añadir una pastillita de caldo. Cuando se quede en el aceite apartamos, como opción se le puede añadir antes una gambas peladas, unas tiritas de salmón ahumado o sencillamente estrellarle un par de huevos y obtendremos un estupendo revuelto.
Ingredientes: 4 personas
1 cebolleta
2 dientes de ajo
2 huevos
Aceite de oliva
Una copa de vino
Agua
Sal
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