La cuestión primordial viene a posteriori a la hora de darle su justo valor en la cocina y, procurarle unos buenos sacramentos que le sirvan de compañía en el bullir de las dos horas largas que estarán juntos en la olla.
En no pocas ocasiones hemos preparado una suculenta Fabada Asturiana, con su recio "compangu" el más utilizado es el que se compone de lacón, chorizo, morcilla asturiana curada y tocino. Este es el que adquirimos por aquí, todo un ritual. Y el resultado no pudo tener siempre mejor acogida. Pero, y ahora explico el porque no empleo en esta ocasión los sabidos sacramentos de la "Fabada Asturiana". Es de suponer que con estas altas temperaturas que padecemos ahora derretirían al más osado y, con el calor que procura este guiso poderoso donde los haya, el sudor nos acompañaría en la comida. Así que, nos atreveremos a prepararlas como manda la tradición cuando nos visite el frío invierno. Y en atención a nuestros amigos asturianos de Cangas de Onis.
1/2 kg. de Fabes
400 gr. de caldos blancos
1 cebolla
1 tomate
1 pimiento
4 dientes de ajo
1 chorizo
1 copa de vino de Montilla
sal
azafrán
1 punta de pimentón de la Vera
1 hoja de laurel
1 ramita de perejil
2 l. agua mineral
Preparación:
Tomamos una olla y ponemos las fabes bien escurridas que previamente hemos tenido la noche anterior a remojo. Vamos añadiendo todos los ingredientes, los ajos, cebolla, tomate, y pimiento se ponen enteros. El chorizo se lava bien, y se hacen trozos grandes y los incorporamos a la olla, cubrimos de agua mineral y a esperar que el fuego suave obre el milagro en el transcurso de 120 minutos (+ -). Al término de la primera media hora retiramos la espuma resultante de los primeros hervores. Según vaya requiriendo le añadimos agua fría para asustarlas y que continué su parsimoniosa cocción. Completado este ciclo de tiempo comprobamos que la alubia este tierna y entera, poniendo una en la boca y que nos resulte mantecosa al paladar. Rectificamos de sal, y dejamos reposar hasta la hora de servir.
Al tratarse de un guiso que no necesita acompañante, pues por si solo se convierte en el rey de la mesa, dejando saciado al mas pintado. Aunque siempre existe la posibilidad de un repite. Aconsejo preparar una buena ensalada que ayudará sin duda a aligerarnos la digestión.